Entrevista a Ariel Rota 

08.04.2025

En los últimos años, los barrios porteños de Flores y Floresta cambiaron de forma notable por el crecimiento acelerado de la industria textil en la zona. La avenida Avellaneda, que hasta hace no mucho tenía un perfil comercial más acotado, hoy se convirtió en un verdadero polo textil que rivaliza en tamaño con el barrio de Once. Se calcula que hay más de 1600 negocios dedicados a la venta y fabricación de ropa, y su influencia se extendió hacia las calles laterales, alterando la rutina habitual del barrio.

Este desarrollo, sin embargo, vino acompañado de múltiples tensiones. Los vecinos, organizados en la agrupación "Recuperando Flores Norte", alertan sobre el avance de depósitos y talleres que muchas veces funcionan sin habilitación, y trabajan en pos de proteger la historia y la esencia de Flores y Floresta.

Uno de los mayores temores tiene que ver con los incendios. El uso de materiales inflamables en estructuras que no están preparadas ni acondicionadas para esa actividad ya provocó situaciones graves. Uno de los casos más resonantes fue el incendio en Bolivia al 600, donde tuvieron que evacuar una escuela y varios edificios cercanos. 

El tránsito también es un foco de conflicto, ya que los camiones que van y vienen para cargar mercadería complican la circulación, rompen el asfalto y congestionan calles que no están pensadas para ese movimiento. A eso se suma la basura: montañas de telas y residuos industriales que muchas veces terminan desbordando los contenedores o abandonados en la vía pública.

Las modificaciones al Código Urbanístico en 2018 encendieron aún más las alarmas. Según denuncian los vecinos, esos cambios facilitaron la instalación de este tipo de emprendimientos en zonas residenciales, lo que generó una transformación forzada del barrio y la pérdida de su identidad histórica. 

Pero, a pesar de las denuncias presentadas, la respuesta oficial no alcanza. Si bien la Agencia Gubernamental de Control hizo inspecciones y clausuras, muchos locales siguen operando sin autorización y otros reabren al poco tiempo, como si nada.



1. ¿Cómo empezaste a involucrarte con la organización vecinal "Recuperando Flores Norte" y qué te motivó a participar activamente?

Allá por febrero del 2023, hablando con algunos vecinos, comentábamos como se venía deteriorando el barrio con los talleres, las obras nuevas para depósitos o edificios, la basura, el caos de tránsito y el constante riesgo de incendio. Así se fue dando la idea de empezar a hacer algo y nos fuimos convocando para armar un grupo primero por WhatsApp, donde íbamos tirando ideas y acciones, y luego empezamos a participar en los consejos consultivos de la Comuna 7.

2. Desde tu experiencia como vecino de toda la vida, ¿qué cambios observaste en el barrio con la llegada masiva de depósitos y talleres textiles?

La destrucción de la identidad del barrio. Un barrio que era residencial se transformó en industrial y comercial. Hemos perdido a muchos vecinos que se fueron ante esta invasión. El barrio es invadido por infinidad de personas durante el día y a partir de las 17 hs, son cuadras y cuadras de persianas metálicas y eso fomenta la inseguridad. Estamos tapados de basura, ya que la actividad textil no trata sus residuos industriales y los vierte en la vía pública y en los contenedores domiciliarios.

Hemos denunciado en diferentes instituciones y participamos en reuniones con funcionarios y consejos consultivos, pero la respuesta no llega.

3. ¿Cómo afecta esta actividad industrial al día a día de los residentes, especialmente en lo que respecta al tránsito, la basura y la seguridad?

Afecta muchísimo, porque no tenemos lugar para estacionar, hay ruido constante de obra, incluso fines de semana y feriados. Hay basura, roedores, contaminación por fibras y solventes, acumulación de materiales con alta carga de fuego como lo son los rollos de tela, acopiados en depósitos que no pueden existir porque esta es una zona de mixtura de uso tipo II y no están permitidos. Circulación de camiones de alto porte que rompen árboles, cables, autos.

4. En varias oportunidades mencionaron el peligro de incendios por el almacenamiento inadecuado de materiales textiles. ¿Qué medidas preventivas creen que deberían implementarse?

Este barrio es mixtura de uso tipo II que no permite talleres ni depósitos de ningún tipo. Entonces, en primer lugar, estos establecimientos no deberían esta en nuestro barrio. En segundo lugar, AGC (Agencia gubernamental de control) debe controlar las medidas de protección que deberían disponer, pero ya el hecho que no pueden estar acá, hace redundante el reclamo a AGC. Estos establecimientos deben clausurarse de forma inmediata y permanente y revocar todo permiso de obra por un periodo de 6 meses, con posibilidad de extensión y que eso nos dé tiempo de corregir todas las anormalidades que aquí se suceden.

5. ¿Qué rol considerás que jugó la modificación del Código Urbanístico en la expansión del polo textil en Flores?

Fue un código hecho a medida de los intereses de la actividad textil en inmobiliaria. Solo basta ver quienes son los actores y ver las coincidencias.

6. ¿Qué expectativas tienen como vecinos de cara al futuro y qué mensaje le darías a quienes aún no se involucran en estas causas comunitarias?

La solución a esto es la voluntad política de hacerlo. Son las agencias del estado las que no actúan y no resuelven. Hay que presionar a las autoridades para que cumplan con su función de representar los intereses de los vecinos por sobre las mafias textiles e inmobiliarias.





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